"Viaja a donde la ilusión te lleve"

SAN JUAN DE GAZTELUGATXE - Vizcaya

 


En el término de Bermeo (Vizcaya) se encuentra San Juan de Gazxtelugatxe.




Se trata de un islote rocoso unido a tierra firme por un puente de dos arcos, que osado e impertérrito se enfrenta a la indomable fuerza del Cantábrico, el cual poco a poco le ha ido erosionando, modelando una espectacular panorámica salpicada de arcos, oquedades y túneles por doquier.

La impresionante belleza del lugar, impregnada de un enigmático halo, fascina y atrae, como lugar místico y misterioso. Historia y tradiciones así lo acreditan.

La primera ermita construida en el punto más alto del islote está datada en el s.IX, numerosos avatares a lo largo de los siglos, como saqueos, ataques piratas, etc. han requerido reconstruirla una y otra vez, la actual ermita fue construida tras el incendio acaecido en 1978.


San Juan de Gazxtelugatxe es, sin duda, un importante punto de peregrinación. Varias romerías tienen lugar a lo largo del año, pero sin duda la más importante es la que se celebra el día 24 de junio, fiesta de San Juan, bajo cuya advocación se halla la ermita.


Numerosas son, igualmente, las tradiciones en torno a San Juan de Gaztelugatxe, marineros y pescadores de la zona acuden al lugar para pedir protección al santo, llevando a cabo una serie de ritos: acercan sus barcos hasta el islote dando tres giros a babor y tres a estribor, arrojando hierbas al mar, tradiciones ancestrales que a pesar de las nuevas tecnologías siguen arraigadas en el sentir marinero.

Acceder hasta la ermita de San Juan de Gaztelugatxe requiere un paseo por una senda peatonal entre pinares, de algo más de 1 km, que nos lleva hasta el nivel del mar, y tras pasar por el puente, que une el islote con tierra firme, comienza el ascenso por una angosta escalera de piedra de más de 240 peldaños.


                                   




       
A medida que se asciende las vistas son maravillosas, deleitarse en su contemplación atenúa el esfuerzo de la empinada subida.


Y una vez en la ermita, la tradición indica tocar la campana tres veces para atraer la buena suerte. Y después disfrutar tranquilamente de las magníficas vistas, que desde tan extraordinaria atalaya son espectaculares.





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