A unos 140 km de Londres se encuentra el monumento megalítico más afamado y nombrado del mundo, los monolitos de Stonehenge.
Se trata de un grupo de grandes
bloques de piedra, distribuidos en círculos ceremoniosamente erguidos en medio de
una apacible campiña inglesa, en la planicie de Salisbury.
La construcción de Stonehenge se fecha a final del Neolítico, hacia el 3100 a.C. si bien dado la falta de vestigios es imprecisa tanto la fecha de su construcción, como quienes llevaron a cabo tal proeza, así como la función que cumplió el emblemático monumento.
Por ello el enigmático origen de
Stonehenge ha dado lugar a numerosas hipótesis y teorías, así como a
legendarias leyendas en torno a su historia.
La teoría más extendida determina a
Stonehenge como un centro ritual prehistórico, alienado con el solsticio de
verano, durante el cual el sol atraviesa el eje de la construcción de piedra.
Las leyendas relacionan Stonehenge
con la cultura celta, con druidas, magos, con el Mago Merlín y con el Rey
Arturo.
En una de ellas se atribuye la construcción de Stonehenge al Mago Merlín. La leyenda narra que con el fin de
honrar la memoria de los numerosos nobles asesinados por los sajones, se ideó trasladar
“El Círculo de los Gigantes”, que se encontraba en Irlanda, hasta el lugar de
los enterramientos. Los encargados de llevar a cabo tal misión no pudieron cumplirla
dado el tamaño gigantesco de las piedras, y entonces fue el Mago Merlin quien utilizando
su magia trasladó las piedras hasta el lugar donde hoy podemos contemplarlas.
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