"Viaja a donde la ilusión te lleve"

CÓRDOBA

   
   En el corazón de Andalucía, junto al río Guadalquivir, se encuentra la ciudad de Córdoba.

   Su  dilatada y agitada historia se remonta a la Edad de Bronce, tal y como acreditan los yacimientos arqueológicos. Habitada por tartesos y fenicios, fue conquistada por los romanos en el 206 a C. fue durante la romanización cuando Córdoba entró de lleno en la Historia al ser nombrada capital de la Hispania Ulterior Bética, manteniendo su hegemonía hasta el siglo III, cuando Diocleciano pasó la capitalidad a Híspalis (Sevilla).

   En el siglo V, Córdoba fue arrasada por los bárbaros, volviendo a renacer en el año 711 tras la invasión árabe.

     Córdoba recuperó su grandiosidad cuando el año 756 Abderramán I, último superviviente de la dinastía Omeya de Damasco, conquistó Córdoba para fundar el Emirato Independiente de Al-Andalus.

   En los albores del siglo X, con Abderramán III, Córdoba experimentó su máximo apogeo, viviendo el periodo de mayor esplendor, convirtiéndose por entonces en la ciudad más importante de Occidente.



Maimónides
  




   El Califato fue la época más fructífera de Córdoba, durante ese periodo se realizaron grandiosas construcciones, como la Mezquita y la ciudad de Medina Azahara, se abrieron bibliotecas, el desarrollo intelectual alcanzó una plenitud inusitada, que desde Córdoba se irradió al resto del mundo. Figuras señeras e influyentes en la cultura occidental fueron el filósofo y poeta Ibn Hazamn, el médico y teólogo Maimónides y el filósofo Averroes.

   Con Almanzor, el Califato se desintegró, desapareciendo totalmente el año 1031, dando lugar a la formación de los llamados reinos de taifas.

   En 1236 Córdoba fue conquistada por Fernando III.

Una de las puertas de la Mezquita
   



Córdoba invita a callejear por su casco viejo, un paseo apacible, tranquilo y asombrosamente placentero, en el que descubrir monumentos, ruinas, vestigios, rincones pintorescos …  que inevitablemente evocan y reconstruyen el impresionante pasado de esta milenaria ciudad.















Interior de la mezquita














El Mihrab
   El monumento más importante y conocido de Córdoba es sin duda la Mezquita,  obra cumbre de la arquitectura mundial y el exponente más señero del arte islámico en Occidente. Su construcción comenzó en 785 con Abderramán I y se prolongó más de 200 años debido a diferentes ampliaciones. En el exterior se encuentra el Patio de los Naranjos, lugar para el ritual de las abluciones.

  












Patio de los Naranjos





















Templo Romano




 Vestigios de la época romana, es el Templo Romano de Claudio Marcelo,  fundador de la colonia. Está situado en el corazón de la ciudad, de él sólo quedan unas columnas y restos arqueológicos.


Puente Romano









   El Puente Romano sobre el Guadalquivir, de 240 m de longitud, por él pasaba la Vía Augusta. Aunque ha sido reconstruido varias veces a lo largo de su historia, aún descansa sobre la cimentación romana original.



Sinagoga. Detalle de la yesería nazarí






   El Barrio de la Judería, complejo de intrincadas callejuelas, en él se encuentra la Sinagoga de estilo mudéjar, primorosamente decorada con yesería nazarí.



Alcazar de los Reyes Cristianos




   El Alcázar de los Reyes Cristianos, construida por Alfonso XI sobre las ruinas de anteriores residencias regias romanas y árabes.





Plaza del Potro
   




La Plaza del Potro, se trata de una plaza alargada, llamada así por el potro que corona la fuente que adorna la plaza. Cervantes la inmortalizó en el Quijote. En ella se encuentra el Museo de Julio Romero de Torres y el Museo de Bellas Artes.
Cristo de los Faroles





  En la plaza de Capuchinos, uno de los rincones más entrañables de Córdoba se encuentra el Cristo de los Faroles, popularizado en coplas, canciones y películas.










   
































  Otro atractivo de Córdoba son sus típicos patios, herederos de los patios califales, han pasado de ser un espacio para la intimidad de la vida familiar a abrir sus puertas para el deleite y goce del visitante.



Calleja de las Flores

  Todo patio cordobés que se precie consta de una fuente o pozo, vistosas plantas, rejas, faroles y numerosos tiestos sobre paredes encaladas que llenan de vida y color el espacio.



   La deliciosa Calleja de las Flores, un estrecho paso, engalanado al estilo del patio cordobés, que lleva a una plazoleta interior, desde la cual se divisa una magnífica estampa: la catedral asomándose entre geranios, ¡maravilloso!




Plaza de la Corredera
   Podemos acabar el paseo por Córdoba en la Plaza de la Corredera, data del siglo XVIII, fue concebida como lugar para celebrar actos públicos, su estilo es el de las plazas castellanas. Hoy día es un espacio de reunión y de ocio, donde descansar y reponerse tras el interesante paseo por la ciudad.






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