En la costa norte de la isla de
Irlanda, en el condado de Antrim, se encuentra la Calzada del Gigante, una
singularidad geológica fascinante y grandiosa.
Cuando en 1693 fue dada a conocer la
existencia de esta increíble maravilla, su origen se enlazó a relatos
mitológicos, esenciales en una tierra de leyendas como es Irlanda.
Así cuenta la leyenda que en Irlanda
vivía el gigante Finn McCool enemistado con Benandonner, otro gigante de la
isla de Staffa en Escocia.
Los dos gigantes enfurecidos, templaban
su enojo arrojándose enormes piedras que caían al océano. Poco a poco esas piedras fueron formando una
calzada que terminó por unir las dos islas.
Un día Finn McCool decidió ir por la
calzada hasta Escocia y enfrentarse a Benandonner.
Pero el escocés Benandonner era un gigante
descomunal, enorme… cuando Finn McCool le vio, quedó impresionado por su
voluminosa envergadura y su fiero aspecto. Aterrorizado, puso pies en polvorosa
de regreso a su casa, perseguido por Benandonner.
Cuando su mujer le vio aparecer tan
asustado le preguntó que le pasaba, Finn McCool la puso al corriente
precipitadamente dado que de un momento a otro llegaría el gigante escocés.
Donagh, que así se llamaba su mujer,
reflexionó a toda prisa y puso en marcha su argucia:
- - No te preocupes, ponte el gorrito
del bebé, coge el sonajero y metete en la cuna.
Al momento llamaron a la puerta, era
Benandonner, y con una atronadora voz preguntó:
- - Dónde está su marido.
- - Salió esta mañana temprano,-
respondió Donagh- y por favor no grite que despertará a mi bebé.
El gigante fue a la habitación. En
el cuna un bebé grandísimo balbuceaba en su cuna, agitando un sonajero.
Benandonner quedó impresionado por
la corpulencia del bebe, y pensó: “si el bebé es así, cómo será su padre”.
No se lo pensó más y salió corriendo
hacia Staffa, temeroso que apareciera el padre de la criatura, al tiempo que
iba destruyendo la calzada para que Finn McCool no pudiera ir tras él.
La leyenda da sentido al origen de
la Calzada, uniéndola al fenómeno geológico similar que existe en la isla de
Staffa, una de las islas del archipiélago de las Hébridas en Escocia.
En 1771, el geólogo francés, Nicolas
Demarest, dio la respuesta científica al origen de la Calzada del Gigante. Su
formación se remonta a 60 millones de años, cuando una gran colada, fruto de la
intensidad actividad volcánica que modeló el norte de Europa, quedo atrapada en
un declive del terreno.
Las más de 40 mil columnas de
basalto se formaron tras un rápido enfriamiento de la parte superior de la
colada. Al enfriarse la lava incandescente dio origen a la formación del
basalto, una roca cristalina que al contraerse forma columnas poligonales, los
cristales forman estructuras perfectas como hexágonos o pentágonos, de un modo
parecido a como se cuartea un suelo arcilloso cuando pierde el agua.
El resultado es un espectáculo
increíble, miles de columnas de forma hexagonal deslizándose hacia el océano, como
peldaños que se sumergen en el agua hacia la “destruida calzada” que enlazaba
Irlanda con la isla de Staffa.
Este paraje excepcional y
maravilloso fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, y Reserva Natural
Nacional en 1987.