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MONASTERIO DE YUSO - SAN MILLÁN DE LA COGOLLA - La Rioja

 

 Tras la muerte de San Millán, el Monasterio de Suso se convirtió en lugar de peregrinación para implorar la protección del Santo.

Vista del Monasterio de Yuso, desde Suso
   

   La devoción a San Millán se extendió por toda España, y de modo particular por La Rioja y Navarra donde era invocado en las batallas.


Así tras la batalla de Simancas, en el año 923, en la que la victoria de los cristianos se atribuyó a la ayuda de San Millán, se le nombró patrón de Castilla.
Monasterio de Yuso

















Maqueta Monasterio de Yuso




   En el siglo XI el rey de Navarra, García IV, ordenó el traslado de las reliquias de San Millán, del monasterio de Suso a Santa María la Real de Nájera. Cuenta la leyenda que los bueyes que transportaban las reliquias se negaron a continuar camino, quedando como clavados en el suelo, este suceso se interpretó como voluntad del santo de no abandonar el valle. Ante este signo el rey García mandó construir un nuevo monasterio en ese lugar, al que llamarón Yuso “ de abajo”.


   Hasta el año 1100 coexistieron los dos monasterios, Suso  “el de arriba”, y Yuso “el de abajo”, con sus respectivas comunidades, el primero permaneció fiel a la tradición de la regla mozárabe y comunidad dúplice, el segundo abrazó la Regla de San Benito.


   Los  monasterios de San Millán son conocidos como cuna de la lengua. Los primeros textos en castellano se escribieron en San Millán allá por el siglo XI y son conocidos como “Glosas Emilianenses”. La glosa es una nota o traducción escrita entre líneas o en los márgenes de un libro en latín y traducido al castellano romance. Esas glosas aparecen en el códice 60, en cuyos márgenes el amanuense anónimo escribió, en los siglos X-XI, unos apuntes o glosas en lengua romance. En ese códice en el folio 72 se encuentra un escrito en español, considerado como el primer texto en lengua castellana, y en los folios 67 y 68 las primeras palabras escritas en vascuence.


Portada barroca. acceso al Monasterio
   A partir del siglo XII sólo quedó una comunidad de monjes, la benedictina, con una casa principal, el monasterio de Yuso, “el de abajo”. Son los años de máximo esplendor espiritual, religioso, artístico y cultural. El escritorio emilianense desarrolló, por entonces, una intensa y rica actividad en la producción de valiosos códices.

   El edificio actual, conocido por su esplendor, como el Escorial de La Rioja, se levantó durante los siglos XVI y XVII, en el lugar que ocupó el primitivo monasterio románico del siglo XI. Fue construido por los monjes benedictinos que habitaron en él hasta el año 1835, abandonándolo tras la desamortización de Mendizabal.

   Desde 1878 está habitado por frailes agustinos recoletos.
Salón de los Reyes y Escalera Real

   


   
El edificio es sorprendente por la gran cantidad de joyas que encierra entre sus muros.








Facsimil del Códice 60



   Ya en la portada de acceso se puede admirar un bajo relieve de San Millán, a imitación del lienzo del retablo mayor de la iglesia. El zaguán da paso al Salón de los Reyes y a la Escalera Real.



   En el Salón de los Reyes se expone el un ejemplar facsímil del Códice 60, y una placa conmemorativa del XV centenario del nacimiento de San Millán.


Claustro bajo o procesional
   







  El claustro de abajo o claustro procesional de estilo renacentista, en el que destaca la portada plateresca que da acceso a la iglesia.



Claustro bajo o procesional





Retablo altar mayor





   La Iglesia fue la primera construcción del monasterio. En el retablo del altar mayor un gran lienzo representa a San Millán a caballo obra de Juan de Rizzi.













Trascoro







  Resaltar la sillería del coro, el trascoro de estilo rococó francés, en el que destaca por su belleza el púlpito plateresco, en madera de nogal sin policromar, y el coro alto sostenido por un gran arco.


Púlpito

Coro alto






















Frescos de la Sacristía






 La sacristía, antigua Sala Capitular, conserva los frescos del techo, que datan de 1766, con la riqueza de su color original, gracias al alabastro del suelo que absorbe la humedad y mantiene constante la temperatura.

Suelo de alabastro. Sacristía


Claustro de arriba








    















Cantorales


En el claustro de arriba, de estilo clasicista, se encuentran numerosos cuadros con representaciones de la vida y milagros de San Millán.





Códice Calixtino, s.XIII









    En la sala de Códices y Cantorales, se conserva una colección de 25 libros cantorales. 

   Se trata de la biblioteca que en su día acogió el Códice Emilianense y la obra de Gonzalo de Berceo.
Vida de Sto. Domingo de Silos de Gonzalo de Berceo












   En el Museo se pueden ver las arquetas de San Millán y San Felices que conservan las placas de marfil de los primitivos relicarios.









Música: Jubilate Deo Omnis Terra. Cristobal de MORALES





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