Existen recónditos lugares que no, por ser menos conocidos, carecen de belleza e interés. Viajar por la costa occidental asturiana, apartándose de las vías principales, es descubrir parajes increíbles, majestuosos, donde el disfrute de la naturaleza es el principal atractivo y el mar el protagonista principal de una experiencia impresionante.
Impresionante sin duda son las vistas espectaculares desde el Mirador del Cabo de Busto, escabrosos acantilados cortados por el intrépido Cantábrico, un horizonte interminable, inmenso, donde la vista se recrea y el espíritu se solaza ante tan espectacular panorámica. Mar y cielo, aroma a madreselva y brezo, cormoranes, garzas reales, gaviotas... un paraíso en un rincón de Asturias.
Esta última, la playa de la Cueva, formada en la desembocadura del río Esva, recóndita, apartada y extraordinaria, es una playa tranquila cuyo silencio sólo es quebrado por las encrespadas olas, aprovechadas por intrépidos surfistas. Su grandiosidad inunda el ánimo de una sensación placentera de serenidad, paz y sosiego.
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