"Viaja a donde la ilusión te lleve"

PARQUE NACIONAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO - Huesca



Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido



   El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es uno de los parajes más sorprendentes y espectaculares de España, un lugar de gran belleza, donde la naturaleza se exhibe magnífica, grandiosa y espléndida.
Valle de Ordesa

  



   El Parque de Ordesa y Monte Perdido es el mayor macizo montañoso calcáreo de Europa Occidental. Estas rocas calizas han permitido el origen de los preciosos y angostos cañones y desfiladeros de Añisclo y Escuaín.





Valle de Ordesa














Valle de Ordesa
Valle de Ordesa
Valle de la Pineta
  
  Su paisaje ofrece grandes contrastes, desde la extrema aridez de las zonas más altas del Parque, a la exuberante vegetación de los fondos de los valles cubiertos por frondosos bosques de hayas, abetos, abedules, robles, etc. que dejan paso al pino negro y el boj según aumenta su altitud.



Valle de la Pineta

  
Valle de la Pineta
















 En los valles la presencia del agua es permanente, numerosos saltos y cascadas, salpican el paisaje para perderse entre cañones y barrancos y aparecer de nuevo por torrentes o despeñaderos.


Cañón de Añisclo


Cañón de Añisclo

Cañón de Añisclo

Cañón de Añisclo



   Desde el Monte Perdido, la mayor elevación del Parque, desciende en forma radial impresionantes crestas montañosas y valles modelados por la erosión glaciar, dando lugar a circos y valles como el Valle de Ordesa, recorrido por el río Arazas, y el Valle de la Pineta en cuyo circo nace el río Cinca.

Garganta de Escuaín














Garganta de Escuaín





   En cambio el Cañón de Añisclo y la Garganta de Escuaín, aunque formados en un principio por la erosión glaciar, posteriormente, y debido a la abundante roca caliza, la transformación kárstica y fluvial fue modelando el paisaje con múltiples, cuevas, simas, cañones y profundas gargantas.

Garganta de Escuaín








   La magnífica e inmensa grandiosidad del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es algo excepcional, descubrirle, vivirle, es sumergirse en un entorno de paz, luz y silencio.

BERGEN - Noruega


 
Bergen desde el monte Floyen

  Bergen es una ciudad única, situada en un entorno natural excepcional, rodeada de hermosas montañas, en un litoral fantástico trazado por numerosas islas.

Muelle hanseático de Bryggen


















  

 Por ello, cuando el rey Olav Kyrre fundó la ciudad en el año 1070, la llamó Bjorguin, que significa “el prado verde entre montañas”.











  Durante la Edad Media, Bergen fue una de las ciudades más importantes de Europa, con una notable actividad comercial y portuaria, convirtiéndose en uno de los puntos mercantiles más relevante para la Liga Hanseática desde donde dominó el mar Báltico y el mar del Norte hasta finales de la Edad Media.







  Los primeros edificios de Bergen se construyeron en el pintoresco barrio de Bryggen, en este barrio los mercaderes hanseáticos, la Confederación de Comerciantes Alemanes, establecieron sus oficinas en 1360 y durante casi cuatrocientos años administraron el barrio convirtiéndole en una vibrante zona del centro de la ciudad.













   
   El típico barrio de Bryggen que hoy podemos admirar es fruto de la reconstrucción minuciosa, llevada a cabo tras el gran incendio de 1702, que respetó celosamente el modelo de edificación original, de ese modo, el aspecto que Bryggen presenta hoy día es una copia fiel de la que tenía en el siglo XII.







       Gracias a ello pasear por los estrechos callejones y oscuras galerías es retroceder en el tiempo, hacia un pasado en plena Edad Media.



Iglesia de Santa María
   En la actualidad, los antiguos edificios comerciales típicos de la época hanseática representan la ciudad y se encuentran en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

   En este barrio de Bryggen se agrupan, igualmente, los edificios más relevantes de Bergen como la Iglesia de Santa María, el edificio más antiguo de la ciudad, ya que parte de su construcción data del siglo XII.




Entrada a la Fortaleza

  
   La Fortaleza de Bergen, una de las fortalezas más antiguas y mejor conservadas de Noruega, dentro de ella se encuentra Hakonshallen, construido por el rey Hakon Hakonsson entre los años 1247 y 1261, como residencia real y sala de ceremonias.

Hakonshallen






   Fue el edificio más grande y suntuoso de la residencia real cuando Bergen era el centro político de Noruega.






Hakonshallen






  En la Fortaleza, también se encuentra la Torre de Rosenkrantz, considerada el monumento renacentista más importante de Noruega, fue construida por el señor feudal Erik Rosenkrantz como torre de defensa y residencia.

Torre de Rosenkrantz















   Una atracción turística original es el Fisketorget, el mercado del pescado de Bergen, el mercado al aire libre más famoso y visitado de Noruega, situado en un entorno encantador, en el mismo corazón de la ciudad entre los fiordos y las siete montañas que abrazan a Bergen, con innumerables y atrayentes puestos donde se venden mariscos, frutas, flores, artesanía y recuerdos.

   
















 Como colofón, para gozar de la maravillosa ciudad de Bergen, no hay que perderse subir en el funicular hasta Floyen y disfrutar de las espectaculares vistas de la ciudad, del fiordo y del mar.












FIORDO DE GEIRANGER - NORUEGA


   La línea costera de Noruega es un entorno natural único y excepcional, donde el mar penetra varios kilómetros tierra adentro en los impresionantes fiordos.



  



  Se trata de profundos valles litorales que se formaron durante la última era glacial, cuando al fundirse los hielos de los glaciares el agua del mar inundó los valles en forma de U.

   Casi 1200 fiordos perfilan la costa noruega, ofreciendo una de las atracciones naturales más notable y extraordinaria.


   El fiordo de Geiranger es uno de los fiordos más estrechos, bucólicos y espectaculares de Noruega, su singular belleza ha sido reconocida por la Unesco incluyéndole en la lista de Lugares Patrimonio de la Humanidad.

 






  Navegar por sus aguas profundas y apacibles, encerradas entre enormes y agrestes montañas, es disfrutar de una experiencia maravillosa.











    Durante todo el recorrido la exuberante naturaleza es protagonista única, solazando el alma con tan magnífico escenario, y saturando los sentidos con tal derroche de belleza.

   
   Ya sean las innumerables cascadas, con variopintas formaciones e irisados destellos en su caída, que jalonan el recorrido, compitiendo en atractivo y hermosura, tales como “El Velo Nupcial”, “Las Siete Hermanas”, ya sea el zigzagueante trazado del fiordo donde a veces el avance parece imposible por lo angosto del tramo, o simplemente el reflejo de las altas montañas en las serenas aguas del fiordo, hace que, indudablemente, sea  una de la experiencias más entrañable e inolvidable.




Geiranger
   Alcanzada la cabecera del fiordo se llega a la pequeña localidad de Geiranger, homónima del fiordo, enclavada en un paisaje fascinante de extraordinaria belleza natural.

Iglesia de Geiranger



   










   Dada la peculiaridad de los fiordos de que su profundidad es mayor en el interior que en la boca de salida al mar, buques de gran calado pueden atracar en el pequeño puerto de Geiranger.



   Desde Geiranger se puede ascender a la montaña para disfrutar de las más hermosas vistas del fiordo.
Geiranger desde el mirador de la Garganta de Flydal




   Desde el mirador de la Garganta de Flydal la vista del fiordo es la más conocida ya que suele ser uno de los iconos de los fiordos noruegos.




Geiranger desde la Curva del Águila









   Espectaculares, igualmente, son las vistas desde la Curva del Águila, a la que se asciende por una sinuosa carretera de 11 curvas muy cerradas.



Geiranger desde la Curva del Águila

Vista del fiordo desde la Curva del Águila













   Desde ella se avistan varias granjas tradicionales afianzadas sobre estrechas repisas, en perpetuo desafío al abismo del fiordo. Algunas con más de dos siglos de antigüedad son el recuerdo vivo del medio de vida de varias generaciones en este agreste lugar.
Panorámica de Geiranger y el fiordo desde la Curva del Águila





CABO NORTE - Noruega




   Existen lugares en el mundo que por su lejanía o singularidad están rodeados de un enigmático halo, suscitando un atractivo especial e inexplicable, y uno de ellos es, sin duda, el mítico Cabo Norte, el punto más septentrional de Europa. 















      Cabo Norte es un lugar excepcional para contemplar el Sol de Medianoche en la época veraniega.



  Aunque desde que se cruza la línea del Círculo Polar el sol está presente durante las 24 horas del día, contemplarlo desde la meseta de Cabo Norte se aventura como una experiencia única e inolvidable.


 Al bordear la isla de Mageroya en dirección a Honninsgvag, se avistan los acantilados de Cabo Norte, la vista es impresionante y las emociones indescriptibles, la inmensidad del océano, la grandiosidad de los acantilados, te sumergen en un mar palpitante donde los sueños e ilusiones se entremezclan con la fascinante realidad.


 Una vez en Honningsvag, se toma el autobús dirección a Cabo Norte. La carretera transcurre por una árida tundra, un paraje abrupto e inhóspito con profusión de neveros, donde la naturaleza abrasada por el gélido frio glacial, presenta una desolada belleza.













   Tras recorrer los 33 km de distancia se llega al punto 71º 10’ 21’’ NORDKAPP, Cabo Norte, desde donde se traza la línea imaginaria que separa el mar de Noruega y el mar de Barents, más allá hacia el norte la infinidad del Ártico: … asombroso, fantástico e indescriptible.





   En esa latitud la meteorología es variable y caprichosa, en cuestión de minutos un cielo diáfano se torna gris y opaco, pasando por intervalos de espesa niebla, etc.  por lo que contemplar el sol de medianoche en Cabo Norte queda supeditado al albur meteorológico.








 En nuestro caso un frio intenso, acentuado por un viento helado, nos dio la bienvenida, el cielo encapotado por tupidas nubes grises impedía ver el sol, aunque la visibilidad era buena, el viento el peor enemigo que entorpecía caminar, pero una vez allí  todo ello es pura minucia… lo importante es lo excepcional del lugar, estar en el destino soñado.


















   No vimos el sol de medianoche en Cabo Norte, aunque hacia días que veníamos viéndolo desde que cruzamos la línea del Círculo Polar Ártico, pero nuestra estancia allí fue única y maravillosa, porque inesperadamente a medianoche comenzó a nevar, una copiosa nevada engalanó con un manto blanco Cabo Norte y la experiencia fue mágica e impresionante quedando retenida para siempre como inolvidable.





   En la planicie de Cabo Norte se encuentra el Centro de Visitantes, que acoge una exposición con distintas escenas de la historia de Cabo Norte, la pequeña capilla de St. Johanne, la más septentrional del mundo, una sala de cine, cafetería y tienda de souvenirs.























   Frente al Centro de Visitantes, en un saliente del acantilado, se encuentra el Globo Terráqueo, imagen icono de Cabo Norte, donde todo viajero inmortaliza su paso por el soñado Cabo Norte.