El Tajo, a su paso por Toledo, se abre camino entre la inaccesible roca, serpenteando el angosto espacio peñascoso, que le obliga a estrechar su cauce y envolver a Toledo con un sempiterno abrazo.
Puente de Alcántara |
El Greco inmortalizó la imagen en sus lienzos, y numerosos poetas dedicaron sus versos al río que tapiza a la imperial ciudad.
Ya en el siglo XV, el poeta toledano, Garcilaso de la Vega, escribía:
Puente de Alcántara |
… Pintado el caudaloso río se veía
que en áspera estrechez reducido
un monte casi alrededor ceñía
con ímpetu corriendo y con ruido:
querer cercarlo todo parecía …
Puente de Alcántara |
Lope de Vega, también le dedicó sus versos:
Humilla, oh gran Toledo, la famosa
cerviz llena de casas, a quien hace
collar el Tajo en círculo corriente,
y en esa montaña al parecer fragosa,
sobre cuyos extremos el sol nace,
vanagloriosa de ceñir tu frente
E igualmente, Lope de Vega alude al río Tajo en su famosa comedia “La noche toledana”
... Tajo, que en el nombre latino,
a pesar del fiero moro,
conservó por tantos siglos…
Dos puentes históricos salvan el Tajo, permitiendo el acceso al recinto amurallado del casco histórico de la ciudad:
El hermoso puente de Alcántara, con dos puertas fortificadas en sus extremos, es el más antiguo de Toledo, las primeras referencias datan de la época romana, cuando Toledo era “Toletum”, aunque el diseño corresponde a la época árabe, de la cual deviene su nombre “Alcántara” que significa “puente”.
Seriamente dañado fue reconstruido en el siglo X, durante el reinado de Alfonso X, a esta época corresponde el torreón occidental, que posteriormente, durante el reinado de los Reyes Católico fue modificado y decorado con su escudo de armas, en él falta la granada, ya que aún no había concluido la reconquista.
El primitivo torreón oriental, debido a su estado ruinoso, fue reemplazado en 1721 por un arco triunfal de estilo barroco.
El Puente de San Martín situado al oeste de la ciudad es de estilo medieval.
Fue construido para sustituir a un anacrónico puente de barcazas que había en sus inmediaciones.
Semidestruido durante las guerras fratricidas entre Pedro I y Enrique II, fue reedificado en el siglo XIV a instancias del arzobispo Pedro Tenorio, quien dispuso la traza definitiva.
Consta de cinco arcos apuntados y dos torreones hexagonales almenados en ambos extremos.
El torreón interior ha sufrido numerosas reformas que han desdibujado su aspecto original, en cambio el torreón exterior guarda sus bóvedas nervadas y arcos ojivales y de herradura.
Ambos puentes, el Puente de Alcántara y el Puente de San Martín, fueron declarados Monumento Nacional en 1921.
En las inmediaciones del Puente de San Martín, aguas abajo se encuentra los Baños de la Cava, se trata de un torreón solitario en la ribera del Tajo, al que se une leyenda y realidad. Así cuenta la leyenda que en este lugar tomaba sus baños Florinda “la Cava”, hija de D. Julián.
Un romance anónimo, sobre la pérdida de España a manos del invasor musulmán, relata los amores del rey Rodrigo y Florinda “la Cava”:
En una fuente que vierte
por agua cristal y perlas
está bañando la Cava
el oro de sus madejas,
sobre el cuello de marfil
lleva esparcidas las hebras
que, como sirven de lazos,
también al cuello se acercan.
Míranla sus bellos ojos
porque viendo su belleza
como segundo Narciso
al primero no parezcan.
por entre las verdes yedras
y embelesado y suspenso
le dice de esta manera:
-¡Ay Dios quién fuera Troya
o Paris de tal Elena,
aunque en España no quedase joya
que el fuego no abrasase como a Troya!
También en la Oda VII - “Profecía del Tajo”, de Fray Luis de León, se menciona este funesto acontecimiento:
Folgaba el rey Rodrigo
con la hermosa Cava en la ribera
del Tajo, sin testigo
el rio, sacó fuera
del pecho, y le habló desta manera:
“En mal punto te goces,
injusto forzador; que ya el sonido
oyo, ya y las voces,
las armas y el bramido
de Marte, de furor y ardor ceñido.
¡Ay! Esa tu alegría
qué llantos acarrea, y esa hermosa,
que vió el sol en mal día,
a España ¡ay cuán llorosa!
y al cetro de los Godos ¡cuán costosa!
La ciudad Imperial de Toledo es impresionante, extraordinaria, grandiosa, por ello no es extraño que avive una fascinante atracción en quien la conoce y promueva la necesidad de expresar los sentimientos que origina.
Música: RECERCADA SEGUNDA - Diego ORTIZ