A la playa de las Catedrales se vuelve. La fascinación que ejerce sobre quien las descubre por primera vez es poderosa, inoculando un vehemente deseo de volver.
Ese deseo lleva a programar la visita, buscando entonces los días más óptimos, aquellos en los que se producen grandes mareas, las denominadas mareas vivas, durante las cuales la retirada del agua en la bajamar deja completamente al descubierto las impresionantes maravillas que el océano esconde.
Las mareas vivas se producen cuando el Sol, la Luna y la Tierra se encuentran alineados, por tanto con luna llena y con luna nueva, y coincidente, además con los equinoccios, tanto de primavera como de otoño.
Consultando la Tabla de Mareas que hace la predicción diaria de mareas y suministra datos relevantes como la fecha, hora y altura de la marea, el pasado martes, día 27 de septiembre, era el día señalado. ese día próximo al equinoccio de otoño, habría una marea viva de conjunción al estar la luna en fase de luna nueva, la marea tendría un coeficiente de marea de 115, y la hora señalada para la primera bajamar, las 10,44 horas.
El martes 27 de septiembre las Catedrales lucían en todo su esplendor, el agua del mar dejaba diáfana la playa, y pasear de un lado a otro sin obstáculos era una experiencia inigualable.
Descubrir rincones que muy raras veces quedan al descubierto es un verdadero deleite, pasar varias horas recorriendo y sorprendiéndote con todos los pasadizos, cuevas, arcos, bóvedas, desfiladeros... sentarse en la arena a contemplar el mar, dejarse llevar por el arrullo de las olas es pasar una mañana solazada, plácida y maravillosa.
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